Observen a esta mujer ¿Cuántas pueden llevar ese atuendo cabaretero-saloon con gracia? ¡Y el stetson! Es casi imposible que no quede siempre un poco tosco, un poco aburrido; y sin embargo allí está Miharu Koshi, que de ella se trata, posando con todo el desparpajo. Nada de recato, mirada bien al frente, brazos (exquisitos) en jarra y boquita fruncida. Nada nuevo y sin embargo...
En occidente a una mujer le basta con ser bonita, y ni siquiera: con sólo ser llamativa ya parece que no necesita saber cantar, ni tocar, ni componer, ni producir, ni moverse más que sinuosamente. No es por nada pero luego de ver a Miharu Koshi, Lady Gaga es un boceto más bien torpe.
¿Música pop? Quizás... a esta altura no lo tengo muy claro. Hay arreglos electrónicos, sí, pero hay mucho más que eso. Parece que a Japón hay que ir a buscar todo ¿chanson? Japón ¿jazz europeo? Japón ¿Folk? Japón. Me van a diculpar la insistente nipofilia pero me parece que está sólidamente sustentada.
Miharu Koshi tiene una formación musical impresionante, una voz angélica, una creatividad múltiple y la audacia necesaria y justa. De su discografía elijo este álbum pero ha compuesto muchos. Y digo "compuesto" porque no es una muñequita que se limite a cantar, su participación en la composición, arreglo y producción es predominante cuando no exclusiva.
Me parece que en occidente tenemos un vicio bastante tonto, que es el de suponer que la belleza carece de profundidad, que la belleza física tiene necesariamente que ir en menoscabo del talento. En Japón van, como dicen los españoles, "a por todo", ¿y por qué no?
Así que ¿mujeres con talento? Japón. Y no es que en occidente no las haya, pero me parece que es en Japón donde hay más artistas mujeres que varones llevando el arte -al menos el musical- siempre un poco más allá. Quien piense que las mujeres no tienen talento creativo, que sólo sirven para ser bonitas, que escuche lo que compone Miharu Koshi y aprenda algo. Y quien piense que una mujer talentosa no puede tener una figura deliciosa, que mire dos veces.
Me dan ganas de tener yo mismo un stetson y un revólver pesado. Uno para sacármelo y el otro para pegar un par de tiros al aire, pegar un alarido bien redneck y que Miharu san me mire con cierta condescendencia... y un poco de curiosidad también. Me daría por satisfecho.
Qué mentiroso que soy.
Buenas tardes.
domingo, 27 de febrero de 2011
Miharu Koshi - Corset (2003)
martes, 22 de febrero de 2011
Death March Kantai - Tengoku to Jigoku ~ Ai to Shinjitsu no Jibakudan (2000)
Justo después del último álbum habría que escuchar este; ambos están en el mismo nivel de excelencia pero en extremos opuestos.
"Kantai" significa "armada" en japonés, y el título del disco podría ser algo así como "Paraíso e Infierno ~ Amor y Realidad Suicida". Y a pesar de lo denso del título y la tapa ciertamente inquietante, es un recital divertidísimo.
Hay un género llamado "rustic", no me pregunten quién lo inventó pero se trata de grupos (japoneses que yo sepa, o al menos la enorme mayoría) que se dedican a hacer música campesina, no urbana, folk, etc. Así el mismo grupo toca country, boogie jazz, klezmer, gipsy, circense, irish folk y dale y dale. Mezclan todo y sale... rustic.
Bueno, esta banda mezcla rustic con... heavy metal. La manera como amagan un riff satánico para terminar en la marcha del elefantito es divina. Arrancan con el Can-Can de toda la vida pero con guitarras bien duras, se mandan una bestiada de fusión acid folk-marylin manson-canto alpino suizo (sic, Yoodei ga Yooderu, escuchen si no) y ya en pleno delirio cantan tradicional hebreo como si estuvieran en Villa Crespo*.
Ritmo no le falta. Sugiero ponerlo en alguna fiesta, sin que nadie se dé mucha cuenta, a ver si alguien empieza a poner caras raras o todo el mundo se pone a bailar.
Capos totales.
*Uno de los barrios tradicionales de la clase media de origen judío en Buenos Aires.
lunes, 21 de febrero de 2011
Yoeko Kurahashi - Tadaima (2005)
Lo bien que canta esta chica las muchas cosas que canta (¡qué mal que me salen las frases!); es que la estoy escuchando y tiene un repertorio variado, una voz a la vez sobria, potente, delicada y hasta un poco juguetona. Una voz rara también, experimental, con algunos falsetes nasales que vagamente recuerdan a Yoshie Nakano, de Ego Wrappin'; el repertorio quizás también recuerda al mejor Ego Wrappin', lo que no es en lo más mínimo un demérito.
¿El repertorio dije? En principio hay meandros jazzeros, algo de rock, hasta algún floreo de tango muy estilizado (Scenario), un pop sofisticado que recuerda al Kayouyoku (al que podríamos llamar antecesor del moderno J-Pop), moderno J-Pop, estemmm... No sé, tampoco se trata exactamente de tocar esto y después aquello. Hay algo más que transforma todo, y me parece que es el talento.
De todas formas sí se ve con este trabajo y muchos otros que los japoneses reinventan todo y desarrollan géneros que han sido olvidados por la cultura occidental. Fieles al espíritu nipón, hacen todo mejor.
Y si no me creen, imaginen este tipo de música hecha por una banda occidental, y se darán cuenta de que nosotros somos incapaces -al menos hasta el momento- de revivir esos géneros con una mínima eficacia. Una banda occidental intenta hacer algo de esto y es un empelote.
Lo que demuestran los buenos artistas es que para ser experimental hay que dominar los registros clásicos; es la magia de recorrer caminos conocidos y de pronto llegar a sitios desconocidos. Y otro detalle en este álbum, que distingue al artista del blabloide, es la absoluta falta de pretensiones, una modestia imperceptible que llega a las nubes por la fuerza del talento y la audacia.
Nosotros tuvimos que conformarnos con Fabiana Cantilo ¿se acuerdan?